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Las aspas de un ventilador que reía, en el cuarto y el espejo,
un autobús que le conduzca a la orilla de su tiempo, de su espacio.
Con la mirada de una fiera encendida, de recuerdos, de ternura y soledad,
de cosas que no se olvidan, de momentos,
de momentos de soltar ay, ay de soltar ay, ay.
Tu lo tienes, mira, lo tienes en el alma,
lo tienes en el rojo corazón tatuado de la magia,
de la magia viva que vino con tus besos,
que con tu nombre, con tu voz, que vino a mi desierto