Vuelve así su recuerdo sin dolor.
A través de lo que dejó en mí.
Una flor que habituó su tiempo.
Sin dejar de brillar.
Extraño su abrazo y las tardes de patio y canción.
Los ojos, sonriendo, y ese mundo, que con ella se fue.
Yo puedo oír esa pausa en sus pasos de ayer.
Esta voz que me heredó.
Sus manos llenas de mil caminos.
Ya se fueron a volar.
Extraño su abrazo y las tardes de patio y canción.
Los ojos, sonriendo, y ese mundo, nuestro mundo.
Margarita, luz de cerca. Con el fuego en todos lados.
No hay partida que se lleve todo lo que hemos andado.
Margarita, voz de dentro. Con el alma siempre a mano.
Yo te despido por ahora, yo se que sigue en algún lado.
Tu abrazo extraño, y ese mundo, nuestro mundo.
|