Niégate a barnizar el inclemente muro de san Fermín con trapantojos, llámaos por el nombre de la gente, ayúdaos a andar, que andamos cojos.
Descalabra el establo y el casino, desabertzala la kale borroka, cuéntanos el secreto, y a Sabino dale con los maquetos en la boca.
Por Voltaire que nos desenmascara, por la daga en la llaga del espanto, por tu camisa limpia y tu cuchara,
por la oreja de Van Gogh del tartamudo, por la guerra a la paz del campo santo, Fernando Savater, yo te saludo.
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