Había un cargamento de trecientos kilos
que los migras atoraron.
Y cuando de proto escuché la noticia,
tan solo de cien hablaron.
Oí el comentario por que estaba preso
por ilegal fui cautivo.
Mientras que lo gringos hacina el reparto,
yo estaba haciendo el corrido.
A los que agarraron eran tres hermanos
de Zacatecas vinieron.
Eran Juan y Pablo, y Manuel Eduardo,
y su apellido Guerrero.
Diecía el emigrate a los detenidos:
Ya se pueden dar por muertos,
si acaso yo esscucho una media palabra
del corte del cargamento.
Yo se que la carga era de la buena;
lo supe por el aroma.
En pocos minutos olíia la garita
a amoniaco y acetonia.
Una pobre madre ansiosa espera
a los tres de Zacatecas.
Tal vez con m canto se entere algún día
que se ayan tras de las rejas.
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