De amor de terciopelo y espinas de cactus en flor de olvidos por las esquinas
Al deshojar los juegos de amor vuelve a vibrar un descolorido temblor en la deriva de los días
Y ahora vivo aquí donde cruza la frontera entre la razón y una inútil ilusión traicionera
Mi cruz mi muestrario de heridas nuestros días de luz y nuestras estrellas caídas
De este espejo que no escupe nada tan solo el débil reflejo de esta escueta balada con la luna a cuestas y el agua al cuello
Fue clemente el juez sólo el tiempo es mi condena y ahora vagaré de la mano de cualquier alma en pena
De esta vida de este manual compartido de las desaparecidas de todo este amor esparcido
De las penas y de las alegrías de este calor en las venas cuando con tus manos frías recompones mi vida entera
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