En el balcón, donde pega más el sol, mirando pasar
a los pájaros volar, no quiero saber de dónde vienen volando. No quiero saber a dónde van...
cien pájaros volando.
El día que me dijiste adiós, el tiempo se paró
o a mí me pareció. Y entre los dos hay palabras escritas con viento, no hace falta decir a dónde van cien pájaros volando.
En una mano hay palabras escritas con fuego,
y en el corazón hay cien pájaros menos. No hace falta decir de dónde vienen volando, no hace falta decir a dónde van cien pájaros volando.
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No hace falta decir de dónde vienen. No hace falta decir a dónde van. No hace falta decir que quiero uno en la mano. No hace falta decir a dónde van.